Por: JOSÉ ANTONIO MATOS PEÑA

Al llegar próximamente, específicamente el 22 de marzo, el día señalado como el  mundial del agua, queremos reafirmar lo que dijimos la pasada  semana, en el programa radial del biólogo dominicano Cecilio Díaz Carela, que el día del agua deberá ser cada día, habidas cuentas de que ese bien fundamental para la vida del humano y su entorno se achica, se amaina a cada paso del inexorable tiempo, no viéndose llegar mecanismos más certeros prácticos y económicos que los de la naturaleza mediante el ciclo que va desde la evaporación en mares, océanos y más, a su precipitación desde las nubes a la tierra, y… en ésta, rumbo hacia los océanos y mares de nuevo, la que no haya sido devuelta a las nubes en fase de vapor.

La humanidad, debido al creciente número  y sus necesidades de vida, salud y desarrollo, ponen en desequilibrio esta interacción con las fuentes y recurso hídricos, los cuales cada día se reducen o desaparecen convirtiéndose en una ecuación mortal hacia el futuro no muy lejano, los embates, los sufrimos ya, y… de qué manera.

Urge ya una ofensiva de concienciación del hombre como género, para llevarlo a un estado de respeto y valoración de este parámetro de vida, salud y desarrollo; pero también aplicar políticas que coadyuven a la protección de las fuentes y recursos, más el aprovechamiento de las aguas con obras de infraestructuras que incrementen el tiempo de residencia a nuestro alcance mientras cumplen el ciclo descrito anteriormente.

Las inversiones en este sentido deberán ser prioridad para los países que no lo han hecho, por lo cual, nuestro país debe ser de los que su prioridad se incline en este sentido, los embalses y contra embalses deben ponerse como prioridad 1-A  en la inversión pública. No sea que nos siga cayendo como país, la décima o canto popular que desde niño escuché, rezaba así: “Soy un pájaro del agua y en el agua tengo el nido, ando muerto de la sed, siendo del agua nacido”.

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