La corteza cerebral es una capa de neuronas que cubre la superficie del cerebro. Esta capa solo tiene un grosor de dos a cinco milímetros, y el área total que ocupa mide más o menos la cuarta parte de un metro cuadrado.

En total, la corteza cerebral contiene unos 100,000 millones de neuronas (células del sistema nervioso central), estas se encargan de realizar funciones específicas por lo cual tratar de preservarlas es vital.

La corteza cerebral tiene un grosor de dos a cinco milímetros.

El doctor Jeffrey Paulino Rodríguez, neurocirujano-oncólogo de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), señala que los tumores cerebrales tienen la particularidad de que la mayoría son difusos, toman una apariencia en vivo que es muy difícil de distinguir del tejido sano.

Esto representa un verdadero problema, ya que está demostrado que a mayor cantidad de tumor resecado (extirpado), mayor será la sobrevida del paciente en relación con el porcentaje de personas que estarán con vida en un determinado momento después del diagnóstico.

Secuelas

Agrega, además, que también está demostrado que los pacientes que durante un procedimiento quirúrgico sufren algún daño en una función específica como hablar, movilizar una pierna o un brazo, presentan una menor tasa de sobrevida, es decir, si durante un procedimiento quirúrgico la persona presenta secuelas tendrá un pronóstico menos favorable que aquellos que preservan sus funciones.

Por esta razón, la cirugía cerebral presenta un reto o encrucijada, porque el médico, el neurocirujano, tiene que resecar la mayor cantidad de la lesión sin causarle daños secundarios al paciente; por lo tanto, el cirujano está atado al principio primum non nocere: “lo primero es no hacer daño”, refiere el galeno.

Craneotomía

Tomando esto en consideración, la craneotomía con el paciente despierto se puede definir como un procedimiento quirúrgico intracraneal en el que la persona está deliberadamente despierto durante una parte de la cirugía, generalmente para el mapeo, es decir, para localizar en tiempo real aquellas áreas del cerebro que realizan una función, evitando dañarlas durante la resección de la lesión.

El especialista detalla que en esa técnica quirúrgica el paciente asume un papel activo durante la cirugía ya que el cirujano determina la localización de áreas elocuentes del cerebro a través de las respuestas obtenidas de la misma persona, las cuales pueden ser: movilizar un brazo, una pierna, o que se le pida al paciente que nombre objetos, así como contar, sumar entre otras acciones.

Los casos más famosos son los músicos a los cuales se les pide que toquen su instrumento preferido.

En el caso de tumores cercanos al área primaria del lenguaje, la única forma de evaluar la función es percatándose de que la persona esté despierta y sea capaz de comunicarse durante el procedimiento, apunta el médico.

Asimismo, refiere que la cirugía constituye una tarea delicada. “Implica una cuidadosa coreografía que comienza con el paciente e incluye un equipo de neurocirujanos, enfermeras, anestesiólogos, neurofisiólogos, neuropsicólogos y especialistas que no sólo monitorean los signos vitales del paciente sino también la actividad cerebral durante todo el proceso.

En áreas muy delicadas

Paulino resalta que anteriormente los tumores que se localizaban en áreas muy delicadas del cerebro que involucraban activamente el habla y funciones motoras, eran rechazados para la realización del procedimiento; explica que se optaba por derivarlos a radioterapia y quimioterapia.

En cambio, con la craneotomía con el paciente despierto se puede resecar la mayor cantidad de lesión sin producir daños secundarios al paciente. Obtener respuestas en tiempo real es lo que permite al cirujano verificar que esa función está preservada y que en el afán de extirpar el tumor no se está dañando el cerebro sano.

Paulino dice que está demostrado que la cirugía cerebral con el paciente despierto (en la cual se realiza mapeo cortical en cirugía de tumores que invaden áreas elocuentes) se asocia con mejores funciones neurológicas y del lenguaje a largo plazo, así como una mayor probabilidad de resecar todo el tumor y además lograr una estancia hospitalaria de corta duración.

Realización del mapeo

El especialista describe que al interactuar con el paciente durante el procedimiento, se coloca electrodos directamente en la superficie del cerebro. Esto permite medir cómo este percibe, procesa y dirige la acción en respuesta a los ejercicios cognitivos que se le dan al paciente durante la cirugía.

Luego de esto se estimulan diferentes áreas de la corteza, la capa externa del cerebro, para determinar áreas críticas de cognición antes de extirpar el tumor. Inmediatamente después de eliminar la parte superficial del tumor, se continúa la monitorización de las funciones con estímulos directos que permiten medir la cercanía con fibras que llevan impulsos motores.

El procedimiento

El médico explica que antes de iniciar la cirugía el neuroanestesiólogo se encarga de preparar al paciente colocándole anestesia en todo el cuero cabelludo.

Pacientes que califican

Todo el paciente con una lesión tumoral que afecta la corteza cerebral es candidato. Previo al procedimiento las personas son evaluadas por neuropsicólogos, donde aplican una serie de cuestionarios, y si la respuesta es positiva, se procede con la preparación.

Riesgos

El experto puntualiza que al igual que con cualquier cirugía cerebral, esta tiene un potencial de riesgos y complicaciones. Estos incluyen sangrado, la inflamación del cerebro, infección, daño cerebral o muerte.

Complicaciones

— Varios problemas

Otras complicaciones quirúrgicas en este tipo de cirugías pueden incluir convulsiones, debilidad muscular y problemas con la memoria y el pensamiento.

Recomendación

Usar la craneotomía con el paciente despierto para cualquier lesión cerebral que se localiza adyacente o dentro de áreas del cerebro que se llaman áreas elocuentes, entendiendo estas como las zonas cerebrales que tienen una alta expresividad funcional.

Las lesiones principales son los tumores, pero también se pueden utilizar en casos de epilepsia, Parkinson, lesiones vasculares (ejemplo, malformación arteriovenosa) cerca de áreas elocuentes.

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