A propósito de un nuevo aniversario de la epopeya heroica protagonizada por los expedicionarios de junio de 1959 contra la dictadura de Trujillo, es oportuna la ocasión para subrayar que nunca será suficiente la conmemoración de eventos de estatura semejante, especialmente para aquilatar sus dilatadas enseñanzas de cara a las nuevas generaciones.
La reivindicación del 14 y 20 de junio de 1959, es difícil asumirla desconectada de otra hazaña sin par: la resistencia clandestina desplegada por el Movimiento Revolucionario 14 de junio, inspirada precisamente en el martirologio legado por la Raza Inmortal.
En ese sentido constituye otra fecha emblemática la reunión fundacional de esa organización el 10 enero 1960 en una finca arrocera propiedad de Carlos Conrado Bogaert Domínguez en el paraje Boca de Mao, Laguna Salada, provincia Valverde.
Por esa razón en el imaginario colectivo se cruzan ambos legados. No hay evento conmemorativo o reflexión historiográfica sosegada sobre la resistencia clandestina a la dictadura y el Movimiento 14 de junio, sin una obligada referencia a las expediciones de Maimón, Constanza y Estero Hondo.
Sobre el engarce de ambas experiencias el profesor Roberto Cassá advierte que “La constitución formal del Movimiento Revolucionario 14 de Junio (…) comenzó a marcar una tenue definición hacia posiciones de izquierda (…) El punto nodal al respecto radicó en la adopción del programa de los exiliados, agrupados escasos meses antes en el Movimiento de Liberación Dominicana (MLD) que organizó las expediciones….” (Los orígenes del 14 de junio. La izquierda dominicana I, Santo Domingo: Editora Universitaria, 1999, p. 8).
En efecto, de acuerdo con Acta notarizada, suscrita en 2007 por varios fundadores del Movimiento 14 de Junio y depositada en el AGN, el primer punto del Cuerpo de Principios adoptado que llamaron Decálogo, establecía:
“1 Acoger el programa mínimo de gobierno elaborado por el Movimiento de Liberación Dominicana, que los valientes hombres de la Raza Inmortal que integraron las expediciones armadas el 14 y 20 iban a poner en vigencia de haber salido airosos en las osadas misiones militares que emprendieron y prometer continuar su lucha para reconquistar la libertad perdida”.
El nombre del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, fue iniciativa de dos mujeres, Minerva Mirabal de Tavárez y Dulce Tejada de Álvarez.
Se trata de eventos, acontecimientos y procesos estelares en el largo rosario hilvanado por el pueblo dominicano en aras de la libertad, la democracia y el bienestar general para todos y todas, elevadas razones que justifican todo esfuerzo por mantener esa huella y legado en lugar señero de la memoria histórica, donde está obligado a beber todo esfuerzo trascendente que tenga como norte la causa nacional.
La de junio de 1959 fue una acción extraordinariamente heroica que impactó y cautivó la solidaridad militante de pueblos hermanos: 22 cubanos, 13 venezolanos, cinco puertorriqueños, dos españoles, dos norteamericanos y un guatemalteco entre los héroes y mártires caídos. El contenido internacionalista de esa hazaña solidaria le redimensiona en el tiempo.
Su impacto fue de una dimensión tal que, no obstante, el saldo militar trágico, se constituyó en semilla y símbolo redentor.
Pues en breve tiempo se confirmó como parte de los factores que dieron al traste con la dictadura y sirvió de estandarte fundamental al movimiento revolucionario protagonizado por la juventud en esos momentos y posteriormente.
El principal exponente de todo lo dicho lo constituye la ya referida constitución del Movimiento Revolucionario 14 de junio y su legado para las generaciones de hoy y de mañana.
El Programa Mínimo de los expedicionarios constituye uno de los principales legados de esa gesta. No fue fortuito que las células de resistencia clandestina cuyos delegados se reunieron en enero de 1960, lo adoptaran como su bandera reivindicativa y aspiración de gobierno, más allá de lo cual estaba sintetizado allí un ideal de sociedad democrática cuyo fundamento continuó alimentando los sueños de generaciones posteriores.
Consecuentemente, desde la reflexión histórica deviene en recurso pedagógico especial.
Finalmente, en relación con la referida Acta fundacional de la organización inspirada en el legado de los expedicionarios: “… los delegados regionales acogieron a unanimidad, la propuesta presentada por la Dra. Minerva Mirabal de Tavárez, secundada por la compañera Dulce Tejada de Álvarez, y que es la siguiente: A partir de hoy, 10 de enero de 1960, el Movimiento Celular que de manera clandestina se ha estado organizando a nivel nacional, adopte el nombre de: Movimiento Revolucionario 14 de Junio…”.
Es decir el nombre de la principal organización revolucionaria que emerge desde el umbral abierto por los expedicionarios, fue iniciativa de mujeres, lo cual no siempre se dice, y eso debe significar mucho si lo valoramos retrospectivamente, especialmente hoy cuando discursos y políticas públicas pretenden ignorar un protagonismo que desde entonces a la fecha interpela todo lastre de conservadurismo en nuestra sociedad.
Oportuno es recordar a los lectores, que el AGN conserva documentación valiosa sobre estos eventos que incluye, además del documento convencional, fotografías y el fondo de fuentes orales titulado Voces del 14 de junio con 160 entrevistas y testimonios de protagonistas y testigos de la época.
Además, una sala de expositiva sobre este tema, la cual en tiempos de pandemia está a disposición de interesados en formato digital.
Una fecha
— Notable
El 10 de enero de 1960 es una fecha significativa para las ideas y el movimiento antitrujillista. Es la fundación del 14 de junio en un paraje de la provincia Valverde.
Por: AQUILES CASTRO, Historiador.