Durante los últimos tiempos va en aumento la preocupación del tema medioambiental, subrayando que el mismo logró monopolizar el pensamiento intelectual, los medios de interés público e incluso la gran mayoría de estrenos
cinematográficos en el mundo, donde todo pareciera querer sacarle provecho a un
tema tan complejo e irreversible, que tiene incluso un sustento generalizado a nivel
internacional, predicciones poco sostenible e interrogantes con pocas respuestas.
Sin duda el cuestionamiento sobre el calentamiento global tiene un efecto negativo y una orientación no tan exacta para contribuir de manera positiva a nivel mundial, destacando que es totalmente imprescindible no perder nuestro interés en la educación ambiental tan necesaria para obtener resultados e incluso mejor condición de vida, son temas que necesitan valoraciones precisas y poco alarmismo que imposibilita la deliberación de soluciones coherentes.
El debate para la atención responsable al tema del medio ambiente y cambio climático está en el ya veremos de la moral de nuestra generación.
Como bien sabemos, el medio ambiente, y principalmente los recursos naturales que son objeto de contaminación y sobreexplotación, como por ejemplo el aire, los ríos, mares y océanos, son justamente los de propiedad social y es donde más claramente se puede ver el descuido en la proyección de su contaminación.
Permitiendo de esta manera que se agrave más la situación debido a la poca educación ambiental, en la que algunos individuos procuran lucrarse al máximo, desentendiéndose de los efectos negativos que puedan producirse.
Aquí es donde se produce la doble moral, ya que a mucho nos interesa el medio ambiente pero poco lo cuidamos ¿Qué tan difícil puede ser?
Llevándolo al análisis lógico, cuidar del ambiente es un proyecto a largo plazo donde se pueden ver resultados si empezamos a trabajar ya. “No basta con el interés, empecemos con
las acciones”, reconociendo que todos esos problemas desaparecerían si se establecieran políticas públicas correctamente haciendo responsable de daños y perjuicios a la implantación del derecho de propiedades privadas.
Algunas personas por tener alguna industria se creen superiores al turbar el aire nutriéndolo de contaminación solo porque del mismo tienen un beneficio monetario. Recordemos: No es justo negociar la contaminación ambiental.
Como ciudadanos afectados en la llamada “Generación de cristal” estamos llamados a buscar y proyectar soluciones que puedan responder a esta problemática tan alarmante en la actualidad.
La autora es politóloga y escritora, reside en Santo Domingo.